"...quien se recoge ante una obra de arte se hunde en ella, entra en la obra como cuenta la leyenda del pintor chino que contemplaba su obra terminada".
Walter Benjamin - La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica
[...]
Hasta de mí mismo me he desprendido,
no tengo nada.
‘Bésame mucho, nena,
no tengo nada’,
nada salvo un perihelio bajo tu techo
y muchas ganas de sentir.
“quien se recoge ante una obra de arte se hunde en ella”
No soy
la mordaza que te arranca los mismos gemidos que silencia. No soy el imbécil que puja por tenerte entre mi instinto y la pared. No en tu regazo. En tu regazo soy la nada incontenible a la que eximes de nombre vertiéndome sobre tu piel.
“quien se recoge ante una obra de arte se hunde en ella”
‘Bésame mucho nena, no tengo nada’ bésame mucho, que, igual que la lejanía desdibuja los contornos, tus labios nublan el habla, el tiempo,
Hay veces en las que todas las ideas que salen de tu mente son del tono más abatido que llegues a imaginar. Eso es producto de algún tipo de situación que perturba tu estabilidad anímica y que muchas veces no sabemos afrontar. En general, nos limitamos a dejar que se solucione escuchando música o lo manifestamos de alguna forma, en la mayor parte de los casos artísticas aunque no seamos conscientes de ello. En mi caso lo intento reflejar a través de las palabras, las mejores que puedo ofrecer condimentadas con la música que represente ese estado en el que me encuentre. En este caso se trata del álbum "Itinerarios" de Vito, que refleja un viaje al amor mediante la metáfora de un recorrido en tren, en el que cada una de las canciones presenta un capítulo y paisaje.
Llevo toda mi vida buscando un sitio que no me resulte extraño. Todos los besos que he dado, todas las experiencias que he vivido así como todo lo que perdí siempre han sido intentos por encajar en este desagradable entorno. Mi entorno. He llegado aquí subido a bordo de este tren que es mi vida, el cual está guiado por unos raíles de tiza que yo mismo he trazado.
Siempre he querido saber si hay peor sensación que la de estar solo. Por desgracia diré que me resulta familiar y por fortuna que me ha ayudado a reconciliarme conmigo mismo cuando mi beligerante mundo interior se enfrentaba a un entorno que no le agradaba en absoluto. El desencadenante de dicho conflicto siempre era esta sensación que a día de hoy aún me hostiga y me impide conciliar el sueño en incontables noches, las cuales utilizo para pensar en todo aquello que he perdido y que por desgracia no va a volver. Al fin y al cabo es lo que me impulsa a escribir esto. Aunque pensándolo bien ¿A quién cojones le importa?
(Entra en escena Frank Morris, con la secuela del cuento de la lechera en la punta de la lengua)
Frank M:
Jamás llegué a pensar
que en tu cabeza, tan bien amueblada,
cupiesen esas ideas tan descabelladas.
Mira bien y sabrás
que, tras esa mirada azabache, un mal de ojo
busca convertir tu gran semblante en un despojo.
Layton: (con la risa socarrona del que tiene mucho por llorar)
Te equivocas.
Frank M:
Te prometo por los surcos
que han excavado mis llantos,
que si tiene compasión,
te abandona al primer canto
que inaugure la mañana.
Sombra negra del abanto
en tu pecho bailará
si elige, bajo tu manto,
trabajarse su maldad.
(Irrumpe en escena El Tiempo, con vestido escurridizo y manos plomizas)
El Tiempo:
Escucha a las lenguas honestas,
las que siempre están a tu lado,
cuándo quieres calmar tu llanto,
cuando ante todo tienes quejas.
Yo que fui, soy y seré testigo,
cuando estabas solo y deshecho,
de quién has guardado en el pecho
y de todo lo que has sido,
digo que has perdido tu vida
buscando unos ojos sinceros
donde solo había mentiras.
'Manin, cosecharás lo que siembres'
Y sembraste en terreno vacío,
pronto recibiste tempestades
cuando inmóvil esperabas lirios.
No ocultes tras tus oscuros ojos
el dolor que produce su ausencia,
pues tu error fue hacer oídos sordos,
a los rugidos de la tormenta.
(Es otro anochecer cualquiera en el barrio. Dos sujetos se sientan en un banco. Sus caras son las caras de quienes tratan de dormirse de nuevo para recuperar un sueño. Buscan las palabras)
Frank M
Ojalá me hubiese equivocado,
joder, parece que solo acierto
cuando profetizo desamor,
la ruptura y el próximo muerto.
Y ya no te puede consolar
lo de que nos queda juventud,
y que otras miles esperan fuera,
encontrar un hombre como tú.
Si encuentras las fuerzas, en el Kraus
nos esperan con vidrio y cartón,
que antes que hacer del pecho un desecho,
residuos en hígado y pulmón
Layton
Debí hacerte caso al decir “atiende”,
pero sabes que soy errante de amores
y por eso vago constantemente
buscando en este descampado flores.
Kraus es testigo de nuestros excesos,
de nuestras reflexiones y canciones.
Donde hemos vivido grandes momentos
compartiendo nuestros múltiples errores.
Si de algo puedo estar seguro
es de que las fuerzas nunca me faltan,
ni cuando afronto la crueldad del mundo,
ni cuando no guardo en mi pecho nada.
FIN
El público aplaude y se cierra el telón. La obra continúa fuera del escenario.
Su padre y yo lo achacamos a su excesiva sensibilidad, a su madurez precoz.
Con solo siete años
coloqué en mi horizonte el concepto
que custodian las tripas del buitre.
Me salvó el escalofrío de mi madre.
Con solo siete años
puse en mis labios un deseo
que hoy desnuda la degradación del óleo,
las grietas del pentimento.
Hay que matizar que el recuerdo existe y se conserva (no se ha borrado permanentemente), la dificultad está en el acceso consciente y recuperación del mismo.
Cuatro trazos
y a la mierda la hipótesis de la psicóloga,
un hilo de voz para evocar la seguridad de aquella frase.
Miré al abismo
y casi me corono mártir del arenero.
Ha abierto la ventana y ha dado un paso más en su cabeza.